
Yo opino de que mear sentado no es mear. Me refiero sólo al hombre porque para las mujeres mear sentadas sí es mear, faltaría más. Aunque es cierto que el hombre puede mear sentado yo creo que no es varonil. No me imagino a Rubalcaba, ni a Zaplana, ni al Juana Chaos, meando sentados con los pantalones bajados.
El hombre al mear no sólo mea sino que toma contacto de manera palpable con su principal ente y hasta puede sentir el peso específico del mismo.
Pero no solo eso, también, si está un poco atento, puede percibir el aroma que su rabo exhala. Basta abrir bien los orificios nasales y dejar que el fino hilo blanquecino, caliente, y vaporoso de su fragancia, en ascenso vertical, se introduzca en ellos.
Para acabar decir que el mear de pié es una necesidad defensiva desde tiempos inmemoriales. Se marca el territorio con más facilidad que meando en cuclillas y, si nos acecha un tigre, basta guardar la cola y salir corriendo a toda hostia. Si tiene que perder el tiempo en subirse los calzoncillos y los pantalones el tigre le come.